El Mandao, Huilco o Diucón
El Diucón es un pajarillo plomizo, de pechuga blanca, parecido, en tamaño y formas a un zorzal; de ojos redondos, color rojo sangre. Canta infatigablemente, emitiendo cortos sonidos, que más parecen pitazos, parado en un arbusto que ha elegido, como punto de partida para incursionar, con majadera insistencia hasta la ventana más próxima. Golpea con fuerza los vidrios y a picotazos trata de abrirse paso hacia el interior de la casa. Esta escena se repite y se repite, gran parte del día, durante varias semanas.
Difícil resulta su caza, puesto que vuela con celeridad, ante el menor signo de amenaza seria; pero, si tal intención no existe,continúa impertérrito su piar y piar, aunque se camine muy cerca de él.
Vuela siempre en parejas, pero la hembra desconfiada, no participa en las mencionadas actividades y sólo se mantiene al acecho y a una distancia prudente.
El Huilco es un ave a las órdenes de los brujos, quienes lo envían o lo mandan (de ahí su nombre mítico, el Mandao), a espiar lo que ocurre en la casa de un brujo, sospechoso de salirse de los cánones impuestos por sus jefes. O también de algún otro personaje, cuyas actividades hogareñas sean de interés a la brujería.
Debido a la forma tan poco diplomática, de investigar los movimientos del hogar, el Mandao se ha hecho acreedor al odio de todos; junto a este sentimiento, experimentan gran temor hacia él por cuya razón, muy pocos valientes se atreven a matarlo. si esto ocurre, el pajarillo debe ser quemado, única forma de purificarlo del hechizo. En caso contrario el cazador y su hogas, caerían en desgracia, ante la brujería, quedando a merced de sus temibles venganzas.
Otra versión, asigna al Mandao, un papel muy diferente y se refiere, a que con sus insistentes picotazos a los cristales y su grito monótono, quiere indicar que muy pronto, un galán se llevará del hogar a la niña casadera.