En Invunche

Invunche

La palabra Invunche, proviene del Veliche, idioma de los primitivos habitantes de Chiloé: de Ivun=pequeño ser y che=hombre, es decir, hombre pequeño.

Para obtener un Invunche, los brujos roban a sus padres, el hijo primogénito, antes de cumplir los nueve días de su nacimiento. Llevan al niño a una de las dependencias de la Cueva; si es bautizado, le raspan el bautismo, en seguida le quiebran la pierna derecha y la tuercen, hasta conseguir sacársela por la espalda. Cumplidos los tres meses de edad, le partes la lengua en dos y diariamente le friccionan la piel, con una concentrada infusión de hojas de «Huiripinda» y «Picochihuin». Durante los primeros meses lo alimentan con leche de gata negra, después con carne humana, obtenida de los cementerios. Con este tratamiento, logran hacer perder el aspecto humano y transformarlo en un horrible monstruo carnívoro o mejor antropófago. su cuerpo, a causa de las mencionadas fricciones se cubre de largas y tiesas cerdas, excepto la panza colgante y lampiña. sus tres miembros, transformados ahora en toscas patas, le permiten, con gran dificultad andar solo algunos pasos. su pierna derecha, atrófica, flacuchenta y peluda se eleva temblorosa por el dorso, simulando una asquerosa antena. El aspecto de su cara velluda, es horrendo y su jeta babeante, sólo puede emitir un balido semejante al de un chivo. Este balido, adquiere caracteres lastimeros, cuando el monstruo tiene hambre; en esta forma recuerda a los brujos, que no le han proporcionado su ración de cadáveres o que no ha logrado atrapar a algún intruso, en las cercanías de su morada.

Conserva de humano, sólo cierta comprensión necesaria para reconocer a los brujos. su papel consiste en cuidad la entrada de la Cueva donde la brujería desarrolla sus actividades. Es el guardián del templo, que dará entrada únicamente, a aquellos que cumplan con el santo y seña en un árbol cercano y determinado, y finalmente le hagan una gran reverencia, etc.

Terminada su misión, cierra la entrada de la cueva con una gran piedra y se dedica a su único deleite, comer carne humana.

En ocasiones los brujos, equivocadamente roban al hijo primogénito en el hogar de un brujo, en tal caso, lo devuelven a su hogar; pero ya no pueden reparar las deformaciones de su pierna fracturada y así el infeliz muchacho y más tarde hombre, deberá caminar, por el resto de su vida, igual que un animal de tres patas. En contadas ocasiones, se logra cierta mejoría, friccionándolo con sebo de perro negro.

Afirman algunos habitantes del pintoresco pueblo de Chonchi; que el modesto poblador de esa localidad, apodado Juan del Sol, fue raptado cuando niño por los brujos, para transformarlo en Invunche. solamente alcanzaron a quebrarle y torcerle la pierna derecha; al informarse, que se trataba del hijo de un brujo, lo restituyeron de inmediato a su hogar, aunque con las deformaciones que aún hoy conserva.

El Invunche o Machuco de la Cueva, nombre con el cual también se le conoce, es de corta vida, envejeciendo prematuramente. cuando llega a esta edad, los brujos lo sacrifican implacablemente, charquean su carne, como la de un animal cualquiera y la reparten entre los machis favoritos. con este «charqui», ellos preparan una famosa panacea envidiada por todos los médicos del mundo y de acuerdo al siguiente procedimiento: se toma un trozo del charqui, se tuesta en una «callana», hasta quemarlo; una vez carbonizado se reduce a polvo fino en un mortero de tique, se ciernes las cenizas en un cedazo hecho de pelos de «niño moro» y finalmente se hierve en agua del «Thraiguien», durante una «risa de tiuque». Los afortunados enfermos, que toman una dosis de este maravilloso medicamente, se curan de todos sus males y sólo morirán de viejos.

La grasa del Invunche, constituye otro elemento muy cotizado por los machis, con ella preparan ungüentos, que hacen desaparecer el reumatismo y calman todo tipo de dolores, siendo de gran utilidad, durante las maniobras para componer huesos rotos. algunos machis muy destacados en su profesión, fabrican además, con la mencionada grasa, una crema muy fina aromatizada con extractos de alcohol de papa, de hierbas especiales; esta crema tiene la mágina virtud de embellecer y especialmente rejuvenecer el rostro y en general, todo el cutis femenino.

El Invunche, celoso guardián de la entrada de la cueva de los brujos, puede representar ese elemento humano intelectualmente inferior, pero que en su servidumbre, favorece el desarrollo de las actividades de los grupos de hombres superiores.

Su cuerpo deformado por los brujos, puede señalarnos, el intento de explicar aquellas deformidades físicas, que se observan con relativa frecuencia, en individuos que a su vez se les atribuye poderes mágicos.

La reverencia, como acto previo a la entrada a la cueva, nos enseña quizás la humildad que siempre debe tener el individuo, hacia todos sus semejantes, aún sabiendose superior a todos ellos.