Las Pirimán
En boca de los entendidos, “las Pirimán”, son dos piedrecitas negras a las que se les supone tener vida animal y pertenecer, una al sexo femenino y la otra al masculino.
Sus poseedores son brujos, familiares o íntimos amigos de ellos. En estos dos últimos casos, las piedras son proporcionadas por los primeros.
Las Pirimán, pueden ser de tres tipos: una para estimular la fecundidad de los animales, especialmente las ovejas, las que gracias a su efecto, sólo paren dos o más corderitos. Otras sirven para aumentar la fecundidad de la tierra y proporcionar abundantes cosechas en general y en particular, de papas. La del tercer tipo, contribuyen a que el dinero siempre abunde en las arcas de su dueño.
Aparte de los efectos mencionados, que podríamos catalogarlos positivos, las Pirimán son capaces de realizar efectos, en sentido inverso, en los bienes de los enemigos de su dueño. Así por ejemplo, pueden hacer improductivas las tierras, alterando el estiércol de los animales que allí pacen: “estas condenas Pirimán, dejan la tierra maldita”, se lamenta un anciano, que decía haber experimentado los estragos, causados en su pequeño predio, por las referidas piedras mágicas.
Para que la Pirimán actúen, es necesario poner junto a ellas, lo que se desea estimular o aumentar, en su poder fecundante; verbigracia lana de oveja, flores de papas, tierra, etc.
Las Pirimán vendrían a corresponder, en uno de sus grupos, al espíritu o madre de la papa, producto muy importante en la alimentación del pueblo “Huilliche” y en general, a esa fuerza misteriosa, que permitía el desarrollo y fructificación de los vegetales. El otro grupo, corresponde al espíritu fecundante en el reino animal. El tercer grupo, el que trae consigo la riqueza, sería sólo la consecuencia lógica de la acción favorable de las otras dos; puesto que buenas cosechas y abundante ganado, acrecientan la fortuna. Aunque sabido es que sin ganado ni siembras, hombres hábiles saben manejar con tal destreza los negocios, etc., que cosechan en gran escala, sin haber sembrado jamás una sola semilla.
Este mito, puede estar inspirado en la piedra imán, por su cualidad de atraer a algunos metales.