El Cuchivilu
En muchas parejas de la provincia de Chiloé, aún está en uso, un método muy especial y cómodo para pescar: basta construir en la playa un cerco de varas siguiendo una línea semicircular abierta hacia la tierra y que se denomina “Corral de pesca”. Durante la pleamar, “el Corral”, permanecerá cubierto por el agua; pero cuando la marea baja quedan detenidos en esta barrera los peces que se acercaron hasta la orilla. Y así varados, es tarea fácil cogerlos y en canastos o sacos transportarlos al hogar.
En cuanto se refiere al relato mitológico, se sabe que cada cierto tiempo, sale del fondo del mar un monstruo llamado Cuchivilu (de cuchi=cerdo y vilu=culebra), que como su nombre lo indica tiene algo de los dos animales: la mitad anterior a su cuerpo de un cerdo y la mitad posterior de una gruesa culebra. Este animal se introduce en “el corral de pesca”, destruye el cerco, come y destroza los pescados, existentes en él y hoza la arena que circunscribe, en igual forma que un cerdo corriente. Con esta visita y los destrozos consiguientes “el Corral”, queda maldito y en condiciones tales, que jamás volverá a detener a un solo pez; salvo que se le quita el embrujo que lo envuelve por medio de una ceremonia mágica especial, conocida con el nombre de “Cheputo”.
Los pueblos de la antigüedad, relacionaron siempre sus cosechas, con un venado, una cabra, un caballo u otro animal cualquiera y en él, identificaron al espíritu de la cebada, del trigo, del arroz y en general del grano. El pueblo chilote, habitante de las orillas del mar, en un sentido parecido, identificó a uno de sus principales alimentos los peces con el Cuchivilu, que si bien es un animal imaginario, está integrado por las formas de seres existentes y que, a semejanza de los anteriormente mencionados, debe ser destruido en su esencia, como también los efectos causados por sus poderes mágicos, para que la recolección sea abundante.