El Colo o Cod-Cod

Felino extremadamente sanguinario, del tamaño de un perro mediano, con grandes ojos de brillo rojizo; su largo hocico, está poblado de doble corrida de filudos colmillos.

Es el azote de los animales, en general y especialmente del gato doméstico, al que agrada destrozar. Son las pacíficas gallinas, su manjar preferido, a las que chupa con deleite, hasta la última gota de sangre.

Según el mito, el Colo no solamente tiene siete vidas de sus pariente el gato, sino que algo más; es inmortal. Cuantas veces se le dé muerte, otras tantas, su cadáver abandonado, resucitará y con renovado vigor a efectuar sus temidas correrías.

Esta idea de muerte y resurrección, la encontramos expresada en varios mitos chilotes y no creo, sea mera coincidencia. El concepto de muerte, como destrucción total y por tanto, desaparición, preocupó a todos los pueblos del Universo, que lo enfocaron, claro está, en forma y desde ángulos diferentes, de acuerdo al grado de cultura alcanzado por ellos. El pueblo chilote, también especuló sobre este problema; tan interesante en su aspecto físico,  como inquietante en el psíquico. Y esta preocupación fue seguramente el motivo que aparezca enunciada, esta interrogante, en varios de sus mitos.

Siguiendo con este interesante tema podemos anotar que en lo referente al aspecto material, los elementos constitutivos de los despojos de un individuo, las albúminas, las sales y aún los elementos más simples, son ingeridos o absorbidos por animales o vegetales inferiores, permitiéndoles su desarrollo y los que a su vez,  sirven para dar vida a otros seres, situados a diferentes alturas en los peldaños de la escala del reino al cual pertenezcan.

No es tan fácil desarrollar esta idea, y en cuanto al hombre se refiere, en el terreno de lo inmaterial. Hay muchas corrientes que tratan de hacer luz al respecto, siendo varias de ellas antagónicas. Sin pretender decir la última palabra, ni enunciar una novedad, podemos acotar, que el individuo que ha llevado una vida vulgar y opaca, pegado a lo material y sin dejar huellas de valor, en su paso por este mundo, morirá para siempre; como un animal cualquiera; pero aquel, que en algún terreno logró elevarse de la mediocridad, al morir su cuerpo, conquistará la inmortalidad; pero esta meta, no es tan fácil de conseguir, ni está a la mano de todos. Sin embargo, el hombre que se precie de tal debe intentar alcanzarla.