La Cotuta

La Cotuta

El clima excesivamente lluvioso, que implacablemente azota gran parte del año, las provincias sureñas de nuestro país; hizo y hace peligrar, con demasiada frecuencia el feliz término de las siembras y cosechas.

La angustia que esta incertidumbre provoca, en los hombres que se dedican a las faenas agrícolas, hizo necesario recurrir a un objeto, modo o sistema meteorológico, que señale y fundamentalmente anuncie con acierto y precisión, el tan ansiado arribo del buen tiempo. El mejor de ellos y cuyo uso está aún en plena actualidad, en nuestros campos, es “la Cotuta”; pequeña ave zancuda, color pardo negruzco, de pico y patas largas y coloradas; que muestra siempre la cabeza y cola muy erguidas; a la distancia, recuerda la figura de una orgullosa, diminuta y coqueta gallina, que suele atravesar, con celeridad nerviosa, los caminos, a corta distancia de los transeúntes para ocultarse entre los matorrales de los terrenos cenagosos.

Cuando este simpático pajarillo o un grupo de ellos, cantan en coro al atardecer, es indicio seguro que el buen tiempo reinará en el curso de las próximas horas. Su bello canto, inunda de felicidad todos los rostros, especialmente aquellos curtidos por las lluvias y los vientos de los campos.

Las nubes densas, que por tanto tiempo proyectaron negras sombras, sobre los campos, se irán presurosas, barridas por las melodiosas notas del canto de la Cotuta. Y por fin la lluvia dejará de caer. Mañana en la madrugada, bajo un cielo azul y diáfano, podrán tomar con entusiasmo, sus herramientas de trabajo y estimulados por la esperanza de un sol radiante, que ya muy pronto empezará a despuntar tras los cerros lejanos, iniciarán gozosos la tan esperada recolección de los preciados frutos de su esfuerzo.